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jueves, 23 de febrero de 2012

Chiang Mai

Pues bien, tras la misteriosa voz que me invitaba a pasar, apareció un tipo muy alto y delgado, con gafas de sol y sombrero estilo Borsalino, la cara blanqueada, homosexual (como, calculo yo así a ojo, el 60% de la población tailandesa) con mucha pluma y un loro pequeñín en el hombro también con muchas plumas de colorinos. Enseguida Vee, como así se llama el personaje, me presentó al resto de huéspedes de su casa, séis en total, más Yuyu, el loro, al que también me presentó debidamente. Su casa es una estancia amplia donde se reparten las camas por el suelo más una litera y con un espacio reservado para los sofás en una esquina por si quieres leer, charlar o tomar un té con el resto. Vee tiene un espacio aparte, supongo que con su cama, cocina y baño. Nuestro baño está afuera, a la entrada y es de los que Iván llamaría estilo qatarí, de esos que son ducha, lavabo y retrete todo en uno.
Y me llamó la atención que había dos tiendas de campaña encima de los futones, supongo que para mayor intimidad de sus inquilinos. Me indicó donde podía acomodarme, para lo que sólo hizo falta un gesto con la mano, solté mi mochila y acto seguido me preguntó si quería ir a comer con ellos, a lo que rápidamente respondí que sí. No sé, tuve la sensación de estar en La Mata thai y que aquello podía ser divertido entre otras cosas.
Mientras íbamos a comer fui hablando más con el anfitrión, tailandés de Bangkok con ascendencia china y que sólo hacía dos meses que había abierto el negocio después de perder su casa con las últimas inundaciones en la capital. De hecho soy el segundo español que pasa por aquí, me ganó por pocos días una catalana. Todo un espectáculo ir caminando con Vee por la calle con su parasol seguido de séis occidentales. El loro no venía.
El sitio queda un poco lejos del centro, la verdad, pero como contrapartida tengo un guía estupendo y dispuesto a enseñarte los rincones más escondidos y menos turísticos de la ciudad y por tanto los más económicos, aunque económico lo es todo en realidad.
Por la noche de nuevo fuimos a cenar todos juntos en moto a un sitio al que ni por equivocación hubiera llegado, ni tampoco me hubiera atrevido a entrar, pasando por un camino debajo de un puente a la vera del río donde los únicos rostros pálidos éramos nosotros. Comida sabrosa de calidad y cantidad en la terraza y a un precio irrisorio.
Le he alquilado una bici para acercarme a la parte antigua de la ciudad, una vez dentro de las murallas hay bastantes callejuelas tranquilas y casas bajas y templos, como siempre muchos templos. En alguno puedes sentarte en una mesa a charlar con los monjes más jóvenes. Ellos practican inglés y tú recibes información sobre su vida y milagros. Y como aquí todo está enfocado a que veas templos, hagas un trekking, des de comer a los elefantes, juegues con los tigres y cosas así y no me apetece participar en ello y ya he salido de noche lo suficiente, lo que he hecho es alquilar una moto y largarme de la ciudad con un compañero chileno.
Ya estuvo bien de tanto loco party, loco bar, loco night, loco life.
Os dejo con las fotos, que seguro apetecen más...


                                                                  bunchun, mi casa







                                                         futuros luchadores muay thai







                                                         Vee, el personaje en cuestión




Gonzalo y Alejandra, Chile y Colombia

2 comentarios:

  1. Fredín!!
    Qué guapu tas!! esi rapaz el Vee no ye el de Resacón en las Vegas?? ten cuidao!!

    Que rincones y paisaneje tan guapos!!
    Que los disfrutes!!
    muchos besinos desde la nocturnidad del currele

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  2. Te llevaré orquídeas salvajes, margotina. Un beso para tí y para bigotón.

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