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viernes, 17 de agosto de 2012

Kathmandu

No puedo decir que sea el lugar más recomendable para un asmático o un alérgico, pero sí que es una ciudad interesante, entretenida, viva y monumental. Un inmenso mercado con rincones especiales a cada paso, plazas interiores a las que se accede por pequeñas puertas que a su vez se comunican a través de pasadizos con otras plazas (Chanty dice que se siente como Alicia en el País de las Maravillas), miles de templos hinduistas y budistas, edificios de estilo newari... y un tráfico imposible de motos, coches, bicicletas, rickshaws, carros, gente, gente y más gente. Y humo. Y polvo.
Kathmandu está a unos 1.400m de altitud y tiene alrededor de un millón de habitantes, pero parece que tiene más o es que todos se mueven juntos. El día que llegamos, cruzamos el barrio de Thamel hasta Durbar Square fluyendo con la masa y nada más entrar en la plaza, entre aquella turba, me encontré con María, la misma chica argentina que Leo y yo conocimos en Vashisht (India) más de dos semanas atrás. Hacía tiempo que no hablaba de estas casualidades y de lo diminuto de este mundo, no porque no me siguieran pasando sino porque era reiterativo, pero de esta ocasión especialmente hablo porque de nuevo nos dijo dónde esto, dónde aquello, dónde lo otro. Nos metió enseguida en el ambiente del barrio y nos quedamos a dormir en su mismo hostal, en Freak Street.
Esta zona, lejos ya de sus años de fama allá por los setenta, cuando la ciudad era uno de los lugares de peregrinación del movimiento hippie mundial, es mucho más tranquila que Thamel, es de ambiente más local y está al lado de Durbar Square. Tomar un chai en esa plaza a las siete de la mañana, viendo cómo la ciudad va despertando, sabe a gloria.
Como no habíamos tenido poca suerte, nada más dejar los bultos y ya que estábamos al lado, fuimos con nuestra amiga hasta Kumari Ghar, el templo donde vive la Kumari, y nada más entrar, la Diosa se asomó a la ventana y saludó levemente. No se le pueden tomar fotos y sólo se asoma un momento a cierta hora del día. Y allí estábamos nosotros.





 ese de la selección española aparece hasta en la wikipedia





 esta imagen es muy muy guapa







Con el subidón de la Kumari nos lanzamos a callejear. Nos pasamos más de la mitad del día muertos de risa y perdidos, así que os dejo unas cuantas fotos sin orden ni concierto de lo que para nosotros fue "la ciudad encontrada". No voy a aburriros con los nombres de los lugares, las fechas de construcción de los edificios, el estilo arquitectónico, etc, entre otras razones porque no tengo ni idea. Disfrutad paseando como lo hicimos nosotros, a lo loco.





el peluquero masajeando



 ¡horror, los pitufos!




Creo que ya me confesé aquí adicto al lassi, esa especie de yogur para beber que tantas alegrías me ha dado en los últimos meses. No tardé mucho tiempo en dar con el que, probablemente, sea el mejor lassi de Kathmandu. Un local con mostrador a la calle donde siempre hay gente amontonada degustando esta golosina, que aquí se sirve coronada de almendra molida espolvoreada y pasas. Vicio puro.


el lassi, sí sí


la lavandería









viajar con una mujer

la ventana indiscreta

Aquí os dejo una serie de fotos de dos vendedores de telas que eran un espectáculo, lanzando escaleras abajo el género mientras, a pie de calle, las mujeres iban escogiendo. Guapísimo.











Uno de los puntos más altos de la ciudad, desde el que se domina una buena panorámica, es Swayambhunath, un complejo religioso budista que también es venerado por los hinduistas y que tiene una gran estupa coronada por los ojos de Buda en lo alto de la colina. También es conocido como el Templo de los Monos.














Dentro de la ciudad hay un barrio tibetano, Bodhath, un oasis de paz y silencio en medio del caos, al que fuimos en un lujoso tuk tuk acompañando a María, que iba a tratarse de una dolencia en la espalda con un médico tradicional tibetano. De nuevo la calma, la tranquilidad y la limpieza, se sienten nada más entrar en su  plaza circular, presidida por una de las estupas más grandes del mundo.



tuk tuk full equip










La vuelta la hicimos caminando y paramos a visitar Pashupatinath, uno de los lugares más importantes del mundo para los devotos hinduistas. Los extranjeros no pueden entrar, pero sí cruzar al otro lado del río Bagmati y sentarse a la sombra a contemplar la ceremonia y todo el ritual de incineración de los cuerpos. En este recinto sagrado hay un hospital donde muchos enfermos y ancianos esperan su hora. Mientras los cuerpos se depositan a orillas del río antes de ser colocados en la pira, los niños se bañan o pescan a su lado tranquilamente. Vida y muerte, naturalmente.




 esperando turno












Y ya termino por hoy, que hay que activar y empieza a hacer calor...




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